Fotografía: Jessica Vidales

Lisiado, inválido, enfermito, chuequito o minusválido son algunos de los adjetivos más comunes utilizados por las personas para referirse a mí durante toda mi niñez y adolescencia, e incluso algunos con una ignorancia muy atrevida todavía lo hacen en la actualidad. Palabras que durante años han sido utilizadas para calificar y categorizar a todas las personas que vivimos con alguna discapacidad. Adjetivos que durante años han servido para reafirmar la supuesta «superioridad» de aquellas personas que no viven con discapacidad, esa forma consciente e inconsciente de reafirmar su supuesta perfección y funcionamiento corporal sobre aquellos sujetos que no funcionamos como «dicta la norma», que no encajamos en esos estándares, y por ende, somos calificados como inferiores. ¡Adjetivos capacitistas que nunca más dejaré que se usen para lastimarme a mí, ni a ninguna otra persona que viva con discapacidad!

Existe una escena de 1995, muy popular entre la población mexicana, y me atrevería a decir que es incluso referente de las telenovelas mexicanas a nivel mundial, donde una actriz (Itatí Cantoral) le grita «maldita lisiada» a otra actriz (Yuliana Peniche) que interpreta a una mujer joven con discapacidad. Escena que además invisibiliza la sexualidad de las personas con discapacidad, haciendo una comparación de que nunca alguien con discapacidad se pueda atrever siquiera a interactuar sexo-afectivamente con alguien que no la vive, (pero de eso profundizaremos en otro texto).

«Maldita lisiada» es un término tan popularizado y justificado con humor, que a la fecha sigue siendo utilizado por la misma actriz (Itatí) para hacer retos y bailes de Tik Tok, y no hace mucho fue retomado por Netflix para los promocionales de algún estreno de temporada de Orange is the New Black. Un término que ha causado risa e impacto durante más de 25 años, que se ha impregnado y normalizado en la mente de todas las personas que llegamos a consumir esos contenidos televisivos, que sigue siendo utilizado para denostar, una escena que sigue vigente. Un par de palabras tan normalizadas que seguro lastimaron y siguen lastimando a cientos de niñas, adolescentes y mujeres con discapacidad en innumerables ocasiones.

Motivo suficiente por el que hace poco menos de un año, decidí invitar al mundo a resignificarlo, precisamente desde un ejercicio de reapropiación de los insultos que las poblaciones LGBT+ y afroamericanas (por mencionar algunas) nos enseñaron, el tomar el insulto como propio, para que nunca más vuelva a dañar a nadie, ¡qué nunca mas vuelva a lastimar a ninguna persona con discapacidad!

Es así como surge «Maldito Lisiado», una canción que escribí para empoderar a todas las personas que viven con discapacidad, congénita o adquirida. Una canción que busca apropiarse del insulto, que busca tomar el poder que durante tantos años se nos ha sido negado a las personas con discapacidad:

«El término lisiado ahora nos pertenece, ¡y nunca más será usado en nuestra contra! ¡Orgullo lisiado»

Con «Maldito Lisiado» pretendo llegar a nuevos y lejanos horizontes a través de la música. Quiero llegar a las nuevas y no tan nuevas generaciones, quiero que nuestra voz haga eco, que se reconozca nuestra dignidad, que nunca más sintamos vergüenza, o miedo por vivir con discapacidad, ¡qué nunca más tengamos que pedir permiso para existir!

Estoy consciente que el mensaje es fuerte, confrontativo y un tanto complejo de asimilar, y contrario a la primera percepción que se pueda tener; lo hago con toda la convicción y convecimiento de que logrará eventualmente, volver visibles y poderosas a todas las personas que vivimos con discapacidad. Qué romperá paradigmas y estereotipos, y qué pondrá en la mesa toda esa visión capacitista y asistencialista que existe sobre las poblaciones que vivimos con algún grado y/o tipo de discapacidad.

¡Nuestro momento ha llegado! ¡Qué la revolución sea anticapacista o que no lo sea! ¡Discapacidad con Orgullo! ¡Discapacidad con Dignidad! ¡Orgullo Lisiado!

Maldito Lisiado forma parte de un proyecto musical entero que se titula «INVÁLIDO», el cuál verá la luz en otoño de éste año. Le agradezco infinitamente a Imanol Igoa por creer en el proyecto, por poner todo su talento y darle la esencia necesaria para que fuera una realidad. Gracias por tu arte, gracias por tu música, gracias por tu amistad.¡Qué la música resuene fuerte! ¡Qué la música resuene lejos! ¡Qué el mensaje llegue a cada rincón!

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *